En el mundo laboral se habla mucho de productividad, que debe ser adecuada para el buen funcionamiento de cualquier negocio.
¿Pero qué es la productividad?
Es algo tan sencillo como la relación que hay entre la cantidad de productos obtenidos en un sistema de producción y los recursos que hemos empleado para dicha producción.
¿Cuál es objetivo principal de la productividad?
Algo muy lógico, que podamos ver y comprobar la eficiencia de cada factor o recurso utilizado en la producción.
Por ello conocer y hacer un seguimiento de
productividad de nuestra empresa es fundamental para
el crecimiento de esta; nos permitirá planificar
proyectos, controlar los costes, saber cómo de eficientes
son nuestros trabajares y donde poder ayudarles, si
contamos con maquinaria saber cuánto produce y si
necesita renovación; en definitiva, optimizar los
distintos procesos clave del nuestro negocio.
Pero la productividad no es un concepto que vaya solo, lo acompaña algo tan importante como la formación, para que la productividad mejore y el negocio sea más competente se deben generar nuevos conocimientos, desarrollar habilidades y cambiar actitudes.
Ahí entra en juego el papel de la formación, debido al mundo en el que vivimos de constantes cambios, avances tecnológicos y formas nuevas de trabajo, es vital que nuestro equipo cuente con los conocimientos necesarios para poder adaptarse, contribuir e innovar y así aportar valor real a nuestra empresa.
Esta formación depende tanto de los trabajadores que deben formarse en el área laboral donde vayan a ejercer y de la empresa, que puede contribuir a que crezcan como profesionales y así conseguir la eficiencia necesaria para alcanzar la productividad deseada.
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